Cuesta trabajo (lo sabes), cuesta trabajo no perder el norte, entre la rutina y los años, ahora que todo se da por sentado, nos acostumbramos a querernos lo que es preciso, recordando no somos ya niños.

Son del hoy nuestro las preocupaciones (el dinero, el trabajo, el tiempo), el que nada falte (difícil cuando aún nada tenemos), aprendemos a lidiar con tantos problemas, a que lo normal es callar y seguir (o eso nos han hecho creer).

Por seguro solo tengo, el que la historia no debiera ser como hasta ahora, que no busco media naranja o toronja, yo lo que busco es a ti, al alma que hace sentir completa a la mía, a la mujer que no busca a príncipe o héroe alguno, a quien como yo, se atreve todavía a soñar, y sueña con un final sin final, a quien apuesta por un eterno continuará.

No prometo nada, pero mi honor de por medio si te digo: Mientras no te rindas, pelearé hasta morir o ganar. Lo que quiero decirte es que quiero acompañarte y que me acompañes en el camino, mientras sea nuestro, a buen paso, un paso a la vez, sin prisa (que solo una vida tenemos, y de ella ciertamente con vida no saldremos), dándonos el tiempo necesario para disfrutar la vista y por sobre todo la compañia.

(Que de soledades hemos ya escrito demasiado).