Si vieras sus ojos (el brillo y el fuego), sus pequeñas manos (manos de futuro), si escucharas su voz, su voz que apenas frases entrecortadas pronuncia (te harian recordar viejos discursos).

Aún es tan joven, unos años apenas, pero sus pisadas, las presientes desde lejos, fuertes y precisas, sin miedo en su actitud, él sabe de las injusticias, del dolor ajeno (no sé el “como”, mucho menos el “porque” pero lo sabe), lo puedes ver temblar de coraje, cerrar el puño y defender a quien es lastimado, no le importa el tamaño del enemigo, el tiene un sueño y lo contagia.

Él es quien es, porque lo ha decidido, porque cree en su destino, y como tú, luchara con voz y espada, a muerte y a vida por cumplirlo…

Roberto Arenas, ‘Paroxis’.

Disculpa la confianza, pero era necesario lo supieras, somo pocos, pero no nos rendiremos, hasta el último aliento, por un mañana, por y para él, por tu memoria, por el honor…