Nos enseñaron que morir por la causa era el mayor de los honores, que por ser quienes somos no podíamos dar menos que todo, sin importar el enemigo o el campo de batalla, pelearíamos, como era lógico, hasta el fin.

No cuestionábamos, no nos rendíamos, éramos los mejores, los únicos, la última línea de defensa, la primera ofensiva, los días duraban lo que fuera necesario, sin importar las lesiones, las enfermedades, la falta de armamento.

El tiempo a pasado, y es cierto, seguimos en guerra, guerra que a costado tantas bajas, aún quedamos algunos, pero solos no podemos, han llegado otros, una nueva sangre que no estuvo para vivir lo que nosotros vivimos, no logran entender lo difícil, lo importante que es ser quienes somos, creen no vale la pena, no han entendido que no solo pelean por una idea, pelean por la memoria de quienes fuimos, pelean por ellos, por su futuro.

Roberto Arenas, ‘Paroxis’.